Adaptarse a los cambios: un original mostrador de comida para llevar inspirado en las gastronetas

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La pandemia de la COVID-19 ha dado al traste con los planes de casi todo el mundo. Los empresarios se han visto obligados a ajustar sus actividades y su oferta de productos y servicios, a lidiar con confinamientos totales y a adaptarse a los cambios sobre la marcha. Uno de estos empresarios es Pau Fernández, propietario de Somewhere Café, una cafetería con tres emplazamientos en la provincia de Barcelona.

Por suerte, Pau está acostumbrado a los cambios. Cuando abrió el primer local de su cafetería, renunció a una carrera profesional de décadas en el sector bancario. Y cuando llegó el primer confinamiento a causa de la pandemia de la COVID-19, enseguida encontró una solución para seguir adelante con el negocio. Hablamos con Pau para saber más de su trayectoria, su inspiración para Somewhere Café y cómo ha adaptado su negocio con un mostrador efímero inspirado en las gastronetas.

El café como profesión

Tras trabajar en la banca para empresas durante 16 años, un fin de semana de degustación de cafés inspiró a Pau a cambiar de profesión. «El café gourmet estaba empezando a ponerse de moda», afirma. «Aquel producto me encantaba. Hacía años que quería dejar la banca, pero quería estar seguro de poder salir adelante».

Vio la oportunidad de aportar una novedad a su ciudad, en la provincia de Barcelona, y tenía muchas ganas de dedicarse a algo más creativo. «Me di cuenta de que la idea del café gourmet aún no se había desarrollado en España, así que me fui de viaje con mi mujer. Fuimos a Berlín, Londres y Copenhague a visitar cafeterías gourmet», explica Pau. «Hicimos nuestro el lema “Más vale ser el primero que ser el mejor”. Nos dimos cuenta de que este concepto aún no existía en Sant Cugat, por eso abrí Somewhere Café en el 2013. Le puse ese nombre porque, para mí, define la idea de encontrar algo nuevo cuando viajas a otro país y darte cuenta cuando vuelves a casa de que aquí no existe».

Cuando trabajaba en el banco, Pau tenía clientes del sector de la hostelería, así que estaba seguro de tener una buena idea de lo que necesitaría para financiar la apertura de un negocio. «El marido de una compañera del banco es chef profesional. Decidimos centrar el nuevo negocio en el brunch. Al principio, él se encargaba de la comida y yo de la gestión».

Pau afirma que cuando inauguró Somewhere Café estaba más emocionado que asustado. «Recuerdo que tenía más entusiasmo que miedo, porque quería que el negocio creciera deprisa y abrir varios establecimientos». Gracias a sus esfuerzos, Pau pudo abrir tres emplazamientos en los primeros cinco años.

Ahora, cuando Pau piensa en lo que supone ser pequeño empresario, está agradecido por poder hacer algo que le encanta y por ser su propio jefe. «Es cierto que el último año ha sido muy difícil, pero igual que reconozco que hemos tenido que cambiar, también reconozco que soy una persona que necesita esos cambios. Necesito nuevos retos. Tener mi propia empresa es una ventaja, porque puedo cambiar las cosas para sorprender a la gente y evitar la monotonía».

Una atrevida declaración de principios

Al inaugurar la cafetería, Pau repartía cupones para un café gratis a todos los que pasaban por allá, porque el escaparate era tan pequeño que creía que no destacaba lo suficiente. «Ahora he descubierto que las lonas, las flores y las luces atraen a la gente que pasa por la calle».

En cuanto los clientes se ven tentados a entrar, se encuentran con una experiencia extraordinaria dentro de la cafetería. «Las señas de identidad de Somewhere Café son los ingredientes de calidad, un poco de bombo y platillo (lo reconozco) y, sobre todo, el buen trato al cliente», afirma Pau. «Siempre cuento [mi] historia a los empleados para que tengan bien claro el concepto de Somewhere Café: es como ir a casa de tu mejor amigo cuando vuelve de un viaje».

Te recibe con una sonrisa, ha traído un recuerdo de sus viajes y lo pasas tan bien que seguro que volverás.

Un mostrador de lo más original

Durante el primer confinamiento a causa de la pandemia de la COVID-19, Pau puso en práctica su creatividad. Como no podía atender a los clientes en el interior de la cafetería, se propuso que la experiencia de pedir algo para llevar fuera lo más divertida posible. Por lo tanto, transformó el escaparate de la cafetería para que pareciera una gastroneta. «Estoy convencido de que en los tiempos que corren, adaptarte es una de las cosas más importantes que puedes hacer».

En una época triste y llena de incertidumbre, Pau quería ofrecer algo divertido y atractivo desde un principio. «Ya habíamos tenido gastronetas y de repente se me encendió la bombilla y pensé: “Voy a poner una gastroneta, pero en la fachada de la cafetería”». Con unas cuantas maderas, unas lonas coloridas y muchas flores, Pau creó una fachada nueva para Somewhere Café en tan solo 48 horas. Su primera idea fue vender crepes en esta especie de gastroneta y, al llegar el verano, pasó a los helados. Lo único que tuvo que hacer fue cambiar la lona.

La gente de la zona y los empleados de Pau respondieron estupendamente y el negocio prosperó. «En aquel momento, cuando todo era tan deprimente, queríamos que la gente viniera a la cafetería de su zona y arrancarles una sonrisa. Los comentarios de los clientes fueron increíbles. Nunca me han dado tanto las gracias como en aquel momento. Se me pone la carne de gallina solo de pensarlo», recuerda Pau. «Y en cuanto a las cifras, nos fue muy bien, teniendo en cuenta la situación. Mucha gente nos pidió que lo dejáramos así para siempre».

Para deleite de sus clientes, Pau tiene previsto seguir montando esta gastroneta efímera. «De cara al invierno, estamos pensando en vender chocolate con churros, crepes y gofres. En verano, helados y granizados». Además, como quiere que el interés y el entusiasmo de los clientes por la cafetería sigan, Pau tiene previsto cambiar el look del mostrador efímero cada vez.

Marketing en primera persona con Pau

Cuando Pau abrió las puertas del primer Somewhere Café en el 2013, lo primero que compró para dar a conocer la cafetería fueron tarjetas de visita. «Luego llegaron los pósteres, las camisetas para los empleados y las tarjetas de fidelidad. Al principio no teníamos cartas, pero ahora sí». Sus hijos le ayudan a repartir las cartas por el barrio y las incluye en las bolsas para llevar para que sirvan de recordatorio. «Queremos que los clientes nos tengan presentes y vuelvan».

Pau también utiliza etiquetas y pegatinas para promocionar la cafetería. «Las ponemos en las bolsas de papel y en los envoltorios de bocadillos para que los clientes vean que la comida está hecha por nosotros. ¡Es broma!».

Somewhere Café vende merchandising de marca, como tazas, camisetas y bolsas de tela. «Decidí pedir bolsas de tela porque vi que la gente compraba pasteles para llevar y me pareció una buena idea para que pudieran llevárselos a casa. Además, si es el cumpleaños del cliente, le regalamos una bolsa. Creo que el hecho de recibir un regalo como ese de tu sitio favorito crea una buena conexión y, si tu local parece genial, la gente pagará por llevar tu marca».

Cuando montó el mostrador de comida para llevar inspirado en las gastronetas, utilizó lonas para darle un aspecto auténtico. «Por eso utilicé el rojo y el negro, porque son colores que asociarías con los puestos de comida en la calle». Pau decidió utilizar lonas porque le parecieron una forma económica de crear una experiencia extraordinaria. «Son versátiles, las puedes cambiar de sitio, las puedes poner al aire libre y les puedes dar muchos usos. Son una herramienta sencilla y llamativa».

Los pósteres son otra herramienta de marketing que Pau utiliza a menudo para Somewhere Café, tanto en el interior como fuera. «Utilizo pósteres para las ofertas de temporada, para que la información se vea enseguida. Por ejemplo, cuando incorporamos alguna bebida o plato a la carta, los pósteres son un fantástico reclamo visual».

CONSEJOS EN PRIMERA PERSONA

«Lo que de verdad atrae a nuevos clientes es el boca a boca. Cuando los clientes hablan bien de tu negocio, se crea una red».