Tabla de contenido
Colaborar con un diseñador puede ayudarte a crear una página web cuidada y una imagen atractiva. No obstante, a veces surgen dificultades de comunicación y, aunque tú y el diseñador habléis de lo mismo, puede que utilicéis terminología distinta o que tengáis opiniones contrarias en lo que a la importancia de ciertas tareas se refiere.
Entonces ¿cuáles son las ventajas reales de colaborar con un diseñador y por qué deberías hacerlo? Según la directora artística nominada al Emmy Jill Fiore: «Un buen diseñador también es capaz de resolver problemas visuales. Puede asignar prioridades según la jerarquía óptica de importancia, ya sea para páginas web, materiales promocionales, aplicaciones, presentaciones o logotipos».
Colaborar con un buen diseñador puede ser una experiencia estupenda, si sabes qué hay que hacer. Para que tu proyecto se acabe a tiempo y no se salga del presupuesto, a continuación tienes unos cuantos aspectos sobre los que debes reflexionar al colaborar con un diseñador.
1. Elige al diseñador a conciencia
Antes de elegir al diseñador que trabajará en tu proyecto, es fundamental que comprendas y sepas expresar lo que necesita tu empresa. En cuanto tengas clara tu visión creativa y unos cuantos ejemplos de partida, habla con un diseñador que pueda ayudarte a crear un logotipo visual o tipográfico que represente a tu negocio. Puede que tengas que poner al día tu imagen corporativa y solo necesites hacer unas cuantas modificaciones en el diseño actual. Por otro lado, quizá estés buscando a alguien que reproduzca y digitalice un diseño que te gusta a partir de una foto. Sean cuales sean tus necesidades, un diseñador te ayudará a hacer realidad tu proyecto creativo.
¿Te encanta el aspecto de los materiales impresos o la página web de otra empresa? Crea un archivo de inspiración para enseñárselo al diseñador. Quizá te gusta una fuente, un color o un logotipo concretos, o la barra de navegación de una página web.
Megan Palicki, que ha colaborado con muchísimos diseñadores en c|change inc., afirma: «Según mi experiencia, la clave es contratar a un diseñador que piense de verdad en la finalidad y los resultados de lo que intentas conseguir con el diseño. Lo difícil es saberlo uno mismo. Pregúntate qué quieres conseguir con el diseño y asegúrate de comunicarlo con claridad. Un diseño que no cumple un objetivo es inútil».
2. Comunícate con claridad
Deberías programar una reunión o una llamada inicial formal para explicarle tus ideas al diseñador. Lo ideal es enviarlas por escrito primero, para que el diseñador tenga tiempo de reflexionar sobre el proyecto antes de la llamada o la reunión.
Puede que el diseñador tenga algún tipo de documento creativo o formulario inicial que deban rellenar los clientes. Algunas de las preguntas que se suelen hacer son:
- ¿Cuál es tu objetivo?
- ¿A qué público te diriges?
- ¿Qué quieres que haga la persona que vea el diseño?
- ¿Cuáles son los plazos del proyecto?
- ¿Quiénes son tus competidores?
Mantener un canal de comunicación abierto con el diseñador es importantísimo. Insistir en estar al día del ciclo de creación de borradores para asegurarte de que el diseñador crea lo que quieres también es fundamental para el éxito del proyecto.
Intenta ofrecer comentarios concretos sobre su trabajo al diseñador. Decir «Es que no me gusta» no es útil, pero comentar que las líneas te parecen demasiado gruesas o que no te gusta un tono rojizo y que buscas algo más anaranjado sí que lo es.
Los diseñadores piensan en imágenes y emociones. No temas decir «Quiero algo más cálido» o «Quiero una estética de diseño muy pulcra y moderna. Me gustan los materiales de marketing de Apple».
3. Conoce tu historia
¿A qué se dedica tu empresa? ¿Por qué debe interesar a los clientes? ¿Por qué deberían comprar tu producto o servicio? ¿Cómo es tu público y qué sabes de él? Es importante conocer la historia que quieres explicar con cada contenido.
Intenta pensar en tu marca o empresa como si tuviera personalidad. ¿Es moderna o tradicional? ¿Informal o sofisticada?
Si ofreces un servicio de animación para fiestas, podrías decantarte por una personalidad de marca alegre. Una empresa de consultoría tendría que ser más formal y seria. Todo esto ayudará al diseñador a decidir si hay que usar colores llamativos y fuentes informales o algo más sutil con líneas claras.
Fiore lo expresa así: «El cliente tiene una historia y el diseñador la explica de manera visual. Lo ideal es que el cliente transmita su visión lo mejor que pueda. Por ejemplo, si diseño una página web, pido al cliente que me enseñe páginas que le gusten y le señalo elementos que se pueden ajustar o no a sus necesidades, además de darle ejemplos y estilos más adecuados».
4. Aprovecha las emociones
¿Cómo quieres que se sienta el público al ver o leer tu contenido? No subestimes el poder de las emociones. A menudo, compramos a partir de una reacción emocional y luego justificamos esa decisión con la lógica.
¿Te parece increíble? Piensa en una de tus marcas favoritas de vaqueros. Ahora piensa en una empresa de la competencia que fabrique un producto prácticamente idéntico o incluso en vaqueros de una marca blanca económica que sienten de maravilla. ¿Por qué has elegido una marca y no otra? Lo más probable es que esa marca te haga sentir algo o sencillamente que te guste y no puedas explicar exactamente el porqué. Un diseñador (o un equipo creativo) invirtió mucho tiempo para que sintieras eso.
5. Delega y no renuncies
Ted Ressler, de Ted Ressler Graphics, afirma: «Una de las cosas que absorben más tiempo es que los clientes no tengan idea de cómo quieren el producto final. Por ejemplo, quieren una carta de un restaurante, una etiqueta para vino o una felicitación de Navidad. Me piden que piense en diseños, eslóganes, colores, imágenes, etcétera. Quieren que les presente una prueba para hacer los ajustes a partir de ahí y tener un producto final. Todo eso no supone ningún problema si vas sobrado de tiempo y de presupuesto».
Compartir tu visión está bien, pero no esperes que el diseñador tenga suficiente con eso. Tienes que implicarte de forma activa en todo el proceso.
Al colaborar con un diseñador, tienes que controlar los plazos y asegurarte de que se cumplan.
No esperes hasta que sea demasiado tarde para pedir ideas y conceptos. Lo mejor es que puedas dar tu opinión a lo largo de todo el proceso para reducir al mínimo el trabajo que hay que rehacer.
Es desalentador llegar a lo que parecía el final y tener que volver al punto de partida. Además, todos estos cambios pueden disparar el presupuesto.
También deberías añadir un colchón de tiempo: este tipo de proyectos siempre tardan más de lo previsto, tanto por parte del cliente como por parte del diseñador.
Consejos de una diseñadora
A continuación, te indicamos lo que opina una diseñadora sobre la contratación de diseñadores y la colaboración con ellos. Palicki nos da sus cuatro consejos para triunfar:
- Asegúrate de que la estética y los materiales de ejemplo sean parecidos a lo que quieres emular en tu diseño.
- Explica claramente qué quieres conseguir, no solo el aspecto que quieres que tenga.
- Al arrancar el proyecto, describe y comenta todo lo que haga falta. Nunca se sabe qué palabras empujarán al diseñador a lo que podría ser el inicio de un descubrimiento asombroso.
- No temas expresar qué no quieres, además de lo que quieres. A veces, es más fácil comunicar eso mismo.
Si tienes en cuenta todo esto, tu colaboración con el diseñador dará excelentes resultados y, además, puede que los dos disfrutéis del proceso.